Con algo menos de retraso que la vez anterior, comienzo aquí a narrar "brevemente" nuestro periplo por San Miguel de Velasco.
Lo primero que quiero aclarar es que no pienso ceder a la presión de mis compañeros que me quieren obligar a decir en el titular qué grupo somos. Un titular es un titular y debe llamar la atención, no informar. Así que paso de decir que somos el grupo de la Chiquitanía, eah.
La semana empezó como terminó la anterior: con un frío que helaba hasta las ideas. Aquí dicen que el frío acobarda. No es posible encotnrar una mejor definición para lo que todos sentíamos.
El viaje desde San José se iniciaba con la tristeza de tener que despedirnos de Edu y la incertidumbre de hasta dónde llegaríamos con la Flota Universal. A pesar de que todos los augurios eran negativos, la realidad fue que llegamos sanos y salvos a nuestro nuevo destino.
La primera sensación fue de cierta desesperanza. Pero era una sensación irreal. Nuestra mirada estaba más identificada con el gris del cielo y el frío que con la realidad que después se demostró.
La reunión del sábado en una de las habitaciones, todos muy juntos, con los sacos y las mantas encima, evaluando y preparando cosas para el nuevo curso fue realmente digno de una película siberiana de los 60.
Ya el domingo aparecieron los primeros rayos de sol mientras dábamos un paseo por el ripiado que más tarde nos llevaría a San Rafael. Eso sí, con la noche volvió el frío, aunque, sobreponiéndonos al acobardamiento, decidimos tomarnos unas paceñas fresquitas (pena que su estado de congelación casi no permitiera servirlas en el vaso) mientras escuchábamos a Eros Ramazzotti. Momentazo.
El lunes, volvió a amanecer triste y frío, con lo que el acobardamiento volvió. En mi caso, mi cuerpo decidió ponerse del lado del clima y me entró algo de fiebre, lo que me llevó a disfrutar de una tarde en cama ¿viendo? la tele boliviana (no sepierdan la serie "Al fondo hay sitio", buenísima).
La organización de los cursos no estaba nada mal, aunque es cierto que se habría agradecido que los profes supieran adonde dirigirse para evitar que algunos (como yo) tuvieran que salir a la puerta del aula a ofrecer su "material" geográfico a buen precio.
El martes, decididamente, todo cambió, el sol reapareció de forma definitiva y con él, la sonrisa de todos (por supuesto incluidas las nuestras), las ganas de trabajar (idem) y una mirada mucho más benévola hacia todo lo que nos rodeaba. El buen tiempo nos invitó a salir y a disfrutar de la artesanía en madera, una de las características de la ciudad.
El miércoles, definitivamente el surazo había pasado a mejor vida (y nosotros que lo agradecíamos), mi fiebre también había pasado a la historia y solo nos quedaba disfrutar de la tarde con la actividad que nos tocaba: el intercambio de experiencias educativas España - Bolivia que tenemos programado para todos los cursos. Aquí viene otro de los momentazos del viaje: viendo que el cole no era factible meter a los más de 200 asistentes a nuestro curso, amablemente nos ofrecieron un espacio algo más amplio: la iglesia. Espectacular el espacio. La Iglesia, como véis en la imigen es una pasada, una construcción jesuita de la segunda mitad del XVIII. Algunos estábamos algo sobrecogidos, pero mereció la pena, y fue todo un detalle.
En San Miguel confirmamos todo lo que ya habíamos estado avanzado con anterioridad: la gente aquí es increíble. Si ya en San José nos sentimos agasajados, en San Miguel, esto llegó a un nivel espectacular. El jueves nos invitaron a un churrasco (léase barbacoa) después nos llevaron en moto a visitar el santuario de Cotoca y por la noche, nos invitaron a un karaoke previa cena de comida del altiplano. Increíble. Todo, por supuesto, bien regado con nuestras inseparables paceñas (ya hablaremos de las cruzcampo cuando volvamos). Hay un par de fotos de nuestro lamentable espectáculo en el karaoke. No duden de que las subiré en cuanto pueda.
Y el viernes la despedida final: acto en la alcaldía con el honorable alcalde y algunos (yo creo que todos, que por supuesto tuvieron sus palabras) honorables concejales en el que nos agradecían nuestro trabajo, entrevistas con la prensa local y palabras en lengua chiquitana que, evidentemente, no entendimos, pero que en cualquier caso, nos llegaron al corazón.
Después de eso, más hospitalidad migueleña: una alumna de Lola, Sonia, que tiene una hija (agárrense) en Olula del Río, nos invitó a una merienda - cena con todos y cada uno de los productos de la zona: cuñapés, empanadillas, sonso, etc. Espectacular. Mis deseos de volver más delgado a España se van desvaneciendo merienda tras merienda.
En fin, que ahí lleváis la crónica, no os quejaréis... o sí.
Otra vez saludos a todos los grupos que estamos en este proyecto: Tacna, Potosí, Zafra, Teruel... y a todos los que leéis el blog from Spain: familias (mamá de Lola, dile a tu hija que esta vez si has podido verlo rápidamente para que no me riña), amigos, desconocidos que entráis por equivocación... de parte de Laura, Paloma, Bea, Lola y Juanlu.
El sábado llegamos a San Rafael de Velasco, pero eso es otra canción.
Seguiremos informando
Pd: seguimos sin poder subir fotos ante el temor de que nuestros pen drives se desintegren con al contacto con el ordenador. Quizá el viernes podamos subir algo.
Diol
Diol
3 comentarios:
Magnífica crónica Juanlu, a ver Luisra y tú llegaís a una conclusión con respecto a las cervezas. Aquí, Juan y él, han dado buena cuenta de Cuzqueñas, Arequipeñas y Brahma. Creo que sólo se salva esta última. je je. Nos vais a convertir en expertos cerveceros a todos los que seguimos el blog. Un abrazo y que os vaya bien en San Rafael.
Buenas Alberto!!
No me cabe duda de que Luisra debe estar dando buena cuenta. No he probado las peruanas (cervezas, me refiero), pero te garantizo que la Paceña es muy buena. Dile a Luis que cuando lleguemos a Sevilla, tendremos que retomar el internacionalismo, a ver si llegamos pronto a la "P".
Un abrazo!!
¿Olula del Río?. Pa' cagarse...
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