19 julio, 2010

Entre cursos, excursiones y coordinaciones.

El viernes finalizamos nuestra primera semana de cursos de capacitación en Tacna. La sensación que nos queda es agridulce: por un lado, muy contentos con el funcionamiento de  los cursos y, sobre todo, por el grado de satisfacción que hemos notado entre los asistentes, que han valorado muy positivamente el trabajo realizado; por otro lado, algo de decepción porque el número de asistentes ha sido inferior a lo que se suponía en función de los inscritos. La cuestión se resume así: alrededor de 20 asistentes en los cursos de Ángeles y Alberto y unos 10 en los cursos impartidos por María, Juan y yo. Eso sí, la despedida de los cursos fue muy agradable: los alumnos se volcaron con nosotros, nos trajeron una tarta o nos invitaron a cenar e, incluso, a Ángeles le hicieron varios regalos, como un estupendo jersey de lana de alpaca.

Aparte de los cursos, esta semana pasada tuvimos un par de charlas muy interesantes. El miércoles estuvimos Alberto y yo en el Instituto Pedagógico y el jueves fuimos los cinco a la Facultad de Educación de la Universidad Privada de Tacna. En ambos casos explicamos cómo era el sistema educativo español (con sus ventajas y sus inconvenientes) y apuntamos también algunas nuevas perspectivas pedagógicas que se están aplicando en nuestros centros, como el trabajo por tareas y proyectos. La verdad es que las sensaciones fueron muy positivas y la respuesta de los asistentes (unos 40 en cada charla) fue excelente: no es que estuviéramos aportando algo totalmente innovador y desconocido para ellos, pero creemos que el gran valor de estas charlas estuvo en que reforzó los planteamientos de aquellos docentes peruanos que están intentando desarrollar nuevos enfoques y métodos en la educación.

El fin de semana lo hemos dedicado a conocer un poco la comarca. El sábado estuvimos en Miculla, donde hay un importante yacimiento de petroglifos. El encargado del centro de visitantes nos contó que esos petroglifos databan de varios siglos antes de Cristo, lo que le daba un interés especial al asunto; después, según leímos en el folleto informativo, parece ser que se hicieron entre el siglo X y el XV de nuestra era; vamos, que mientras se construía Notre-Dame e Italia estaba en pleno Renacimiento, por aquí había una gente que hacía garabatos en las piedras. Pues vale. A lo mejor el Miguel Ángel de esta cultura era un chaval de una Escuela-Taller al que le dieron cientos de piedras para que se entretuviera, y ahora el resultado es un reclamo turístico. En fin. De todas formas, pese al chasco histórico, la excursión fue interesantísima. Para empezar, porque lo de “reclamo turístico” es un decir: no había casi nadie viendo aquello y, como hicimos un amplio recorrido a pie, pudimos disfrutar del paisaje completamente solos. Y el paisaje era absolutamente espectacular, con una estética muy a lo Mad Max: todo desolado, una carretera que iba hacia ninguna parte, montañas, lomas y mesetas sin un indicio de vida en kilómetros a la redonda. Además, el paseo fue muy ameno, porque entre garabato y garabato (perdón, petroglifo) que íbamos viendo (y en este contexto uno ve petroglifos en cualquier piedra que tenga una línea), tuvimos que cruzar por un puente colgante (25 metros de altura, 75 de largo) al estilo de Indiana Jones. Resumiendo, lo nuestro fue como si Indiana Jones se hubiera ido a coger piedras por las tierras de Mad Max. Pero en cutre, claro.
Eso sí, la parte que más disfrutamos Juan y yo fue cuando, después de una hora andando bajo el sol (es invierno, pero pica bien) llegamos a una especie de baños termales (una piscina, en realidad) que tenía un “peaso” de chiringuito: cervecita y parrillada de carne para acabar el día como señores.

 El domingo hicimos una excursión mucho más larga, hasta Tarata. Se trata de un pueblo que está a unos 3.000 metros de altura, en mitad de la sierra. El viaje tiene varios puntos de interés: Tarata es el centro de una sorprendente zona fértil, un oasis de verde en medio de toda la aridez que nos rodea; hicimos una pequeña excursión por un camino Inca y también fuimos a una especie de baños termales de agua caliente (otra piscina pero algo más rústica), en los que se bañaron María, Alberto y Juan. Fue un viaje muy interesante. Lástima que Ángeles no se encontrase bien: lleva varios días algo pachucha y el mal de altura no le ayudó nada. Yo también tuve un “amago” de soroche, pero se me pasó rápido y sin ninguna consecuencia. Eso sí, el viaje tuvo su “miga”: taxista conduciendo al estilo de Carlos Sainz, carretera con más curvas que Alpe D’Huez y un hilo musical que te hacía echar de menos RadioOlé (si alguien ha visto el concurso de la canción del verano en Colgados con Manu se hará una idea del nivelito musical que llevábamos en el taxi). Aunque hay que reconocer que el taxista se portó muy bien,  guiándonos perfectamente por toda la zona. 

Ahora, domingo por la tarde, estamos preparados para enfrentarnos a otra semana de cursos. María y Ángeles en Ite, nosotros tres de nuevo en Tacna, en el caso de Alberto y mío doblando cursos mañana y tarde. La verdad es que no sabemos muy bien cómo va a funcionar esta segunda semana porque el número de inscritos no es elevado y estamos esperando la participación de un grupo numeroso de profesores de la Municipalidad de los que aún no tenemos noticias concretas.
De todas formas, más complicada aún está la perspectiva para los cursos que se deben impartir en agosto. Teníamos pensado que las clases sólo se cortaban en la Semana de Fiestas Patrias (la última de julio), pero según nos hemos esas vacaciones se amplían hasta bien entrado agosto. Si a eso sumamos que los cursos se darán en pequeñas localidades como Locumba e Ilabaya y que, según nos han comentado, la mayoría de los profesores de esas localidades viven en Tacna y se vendrán aquí para las vacaciones, parece evidente que será difícil  que alguien asista a esos cursos. Así que estamos intentando coordinar otras posibilidades para que no se suspendan los cursos. 

Bueno, vamos terminando. Enhorabuena para el que haya sido capaz de leer hasta aquí (menudo rollo he soltado). El que haya estado avispado, se habrá ido directamente a las imágenes y habrá comprobado mejor todo lo que tan torpemente he intentado contar.

Saludos a todos de parte de Ángeles, María, Juan, Alberto y Luisra. Y un abrazo muy especial para los compañeros de Potosí, Chiquitanía y Zafra.
Seguiremos informando.

Aquí tenéis nuestra segunda porción del álbum fotográfico. Para verlo más lentamente y descargar fotos, id directamente a este enlace.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Luisra tu tia se ha cargado todo lo escrito, dice que ha disfrutado y que le da pena no estar ella ahí para dar saltos en el puente.
Una pregunta ¿A qué muros se refiere la señal?
Felicitaros a todos, recibid nuestro cariño y apoyo.

juanluru dijo...

Kiyoorrll!
Por fin con conexión (un rato no vayas a creer). Por cierto que tenía un ratillo para leer un par de cosas, pero nada, lo he dedicado entero a leer tu post.
Me alegro de que estéis disfrutando.
Un abrazo!!