05 agosto, 2010

Huancayo

Estoy escribiendo desde el avión hacia Madrid. Luisra me acompaña. Somos los primeros en volver de Sudamérica. Juan, María y Ángeles siguen en Tacna “dictando” su último curso. Al parecer la asistencia esta vez sí ha sido masiva. Menos mal. Esta despedida les proporcionará algo de azúcar con la que sobrellevar mejor la falta de docentes de las dos primeras semanas…
Luisra tiene preparada la crónica sobre la semana de descanso de mis compañeros y, al igual que yo, espera una conexión para poder publicarla. Por mi parte redactaré a continuación lo que he vivido en Huancayo, sede de nuestra contraparte en Perú, Educamérica.
Llegué el martes, tras estar 25 horas en bus; primero de Arequipa a Lima (15 horas) y después de Lima a Huancayo (10 horas). En realidad el segundo viaje debería haber durado sólo 7 horas, pero el tráfico en Lima y en la carretera a Huancayo, era increíble. Probablemente tuvieran que ver las fiestas patrias del día siguiente. En la subida al puerto de 4800 metros pasé algo de miedo. Supongo que por ir tarde, o no, y por ir yo en la planta de arriba y de día y poder ver la carretera, me parecía que el conductor pretendía adelantar a toda costa camiones y camiones que aparecían delante nuestra. En alguna curva de esa carretera bordeada de precipicios, el autobús y el camión que venía de frente, no cabían a la vez. Y entonces marcha atrás… menos mal que mi marcha atrás de Huancayo la iba a hacer de noche y, presumiblemente, dormido…
En Huancayo he podido conocer a Juan y Teo (pareja que preside Educamerica y Fondo Verde), sus hermanas Ana, Elena y Mirtha, y colaboradores Ricardo y Wilmer. Entre todos ellos se han esforzado en mostrarme la realidad de la educación en la región de Junín. Lástima que estos días festivos no estuvieran abiertas las distintas administraciones educativas. Visitamos instituciones escolares, pronoeis (programas de educación infantil para niños de 3 a 5 años de familias con dificultades económicas, alternativos a los jardines de infancia) y la aldea infantil (orfanato de Huancayo). También nos entrevistamos con el decano de la facultad de Educación de la Universidad del Centro, la más importante de la ciudad. Visitamos Jauja y Concepción, posibles destinos,  junto con La Merced, Huancayo y Pampas (Huancavelica) del grupo de cooperantes del próximo año. Incluso sacaron tiempo para incluir en esta apretada agenda un viaje a Sicaya en fiestas patronales, a una feria de ganado y artesanía de la región e incluso a una conocida piscifactoría de la zona. Todo esto en el llamado Valle del Mantaro, que junto con las tierras altas y la selva, forma las tres principales regiones de Junín. Desde aquí agradezco al grupo de personas que componen Educamerica (Irene, Juan y todos los demás) la gran labor que han hecho este año y que seguro continuará en los venideros.
Os dejo un anexo fotográfico de mi periplo. Especial atención he prestado a la situación de estos “jardines de infancia” que son los Pronoei y que sólo cuentan con un presupuesto de 100 euros mensuales para pagar a las promotoras (mujeres del lugar que hacen las funciones de maestras de infantil pero cobrando tres veces menos) y nada más. Estas profesionales emplean su imaginación e ilusión en bien de los niños y niñas más desfavorecidos. A ellas dedico esta última crónica.
Un abrazo.

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