26 julio, 2006

Microcrónica de Concepción (Antonio 26-07-06)

Concepción 20,7, 2006
Nuestra segunda etapa se ha centrado en la Chiquitanía, gente muy amable y muy integrada en el entorno natural privilegiado que disfrutan. Predomina la etnia guaraní; tanto en sus rasgos físicos como en la serenidad de su mirar e incluso en su indolencia tienen mucho de común con los pueblos de la Polinesia. Tienen el rasgado de ojos ligeramente achinado de la gente de Tailandia e Indonesia.
De aquí de Concepción y S. Ignacio sólo tenemos que decir que ha sido un trabajo formidable con rendimiento a tope por la gran afluencia de docentes y por el gran interés de todos los participantes.
Especialmente en Concepción se han portado de maravilla el distrital Mario Procchio y las monjas que nos han facilitado toda la infraestructura de aulas, material de proyección, música... y hasta algún cafelito de emergencia.
Los de S. Ignacio también han tenido bastante afluencia aunque no pueden decir lo mismo del distrital y de los locales separados donde han tenido que trabajar. Pero ya Sonia, Luis y Ángeles informan más detalladamente de su experiencia.
Esta gente presume de la gran seguridad que hay en estos pueblos muy pacíficos y marcados por la influencia de los jesuitas en otros tiempos.
Hemos constatado el buen nivel de la mayoría de los profesores aunque no faltan los que se quedan a medias de lo que se dice.
El clima ha sido envidiable, daba gusto tumbarse en las hamacas del patio del hotelito charlando, leyendo o durmiendo. Por lo demás el sitio con sus camas literas y muy flojos servicios dejaba bastante que desear por lo que incluso los desayunos los hemos hecho en casa Lupita que al final era como de la familia. Tanto que no sé si Pepa y Toñi han hecho correr algunos chismillos por ahí.
Hemos entrado bastante en los entresijos del pueblo. Nuestra cocinera apareció un día con los ojos llenos de moratones y le dijo a Pepa que la curó que se había caido. Luego nos enteramos de lo que había pasado y cómo le habían presionado para que lo denunciara, pues no quería que se supiera que había sido el marido.
En fin nos han regalado a todos vestimentas chiquitanas, tienen aquí un taller de artesanía que según parece supervisan las monjas.
Bueno, ya estamos en Santa Cruz, donde nos encontramos por un rato con Trini, Santi, Rafa y Carmen que vienen de Gutiérrez, zona de Potosí, donde cuentan, entre otras cosas, que los maestros rurales que han asistido al curso han tenido que dormir en el suelo de las escuelas. Están invitados a comer con Nino, el vecino de Kathy.
Chao, hasta vernos.
Samaipata 26, 7, 06

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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